El casco antiguo, la mejor zona donde alojarse en Dubrovnik
Recorrer el casco antiguo de Dubrovnik lleva su tiempo, ya que está compuesto por 16 torres desde las cuales se divisa una panorámica espectacular del mar Adriático y de la preciosa y turística ciudad, considerada la perla del Adriático.
Aunque el origen de las murallas se remonta al siglo X, cuando se construyeron como protección a los ataques piratas, se restauraron en el siglo XVII. A ellas se accede a través de la histórica Puerta de Pile, que muestra el antiguo puente levadizo que servía de protección al acceso al recinto amurallado. Una vez se atraviesa se entra en Stari Grad (ciudad vieja), un inmenso museo que sufrió graves bombardeos en la Guerra de los Balcanes, pero actualmente está ya completamente recuperada.
A ambos lados de la calle principal, llamada Stradun, se hallan tiendas de recuerdos y souvenirs, heladerías, cafés y coquetos restaurantes con terrazas en las que disfrutar del bello entorno. Al final de la calle llega a la plaza Luza, donde se encuentra la majestuosa Torre del Reloj, que porta a dos gatos de bronce que dan las campanadas.
La ciudad vieja también acoge edificios emblemáticos, como el Palacio del Rector, de estilo barroco, la iglesia barroca de San Blas (que alberga al patrón de la ciudad), el Palacio Sponza, de estilo renacentista y gótico, que hoy en día acoge un archivo histórico con más de 7.000 volúmenes y la Catedral católica de la Asunción, que alberga numerosas reliquias y relicarios y es famosa por sus finos altares, incluyendo uno elaborado en mármol violeta. Además de los ya citados, la ciudad vieja guarda dentro de sí un monasterio franciscano y otro dominicano, la enorme y circular Fuente de Onofrio, de la que se conservan originalmente los mascarones en piedra de los que mana el agua, que se encuentra junto al Convento de Santa Clara.
Dentro de las murallas, que albergan un entramado de callejuelas estrechas y pintorescas en las que perderse, tienen lugar numerosos espectáculos de artistas callejeros, así como con animales, y la música en vivo y en directo ameniza la velada a quienes comen o cenan en uno de los restaurantes que allí se encuentran. Y detrás de la conocida puerta de Ploce de la ciudad vieja se halla la playa de Gradska Plaza, conocida como la playa de la ciudad, en la que vale la pena darse un baño mientras se divisa la fortificación de Dubrovnik y se admira la preciosa isla de Lokrum, una reserva natural a la que se puede acceder en ferry en tan sólo 10 minutos y que alberga las ruinas de un monasterio benedictino, un jardín botánico y una playa rocosa para nudistas.
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